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¿Y qué si necesitamos del fujimorismo (una vez más)?

Reflexiones desde la democracia y la participación política. 

Publicado: 2016-04-19

Muchos nos hemos visto afectados con la idea de un posible regreso del fujimorismo al poder. Lo terrible es que ya no es más una idea gasoesa, actualmente es una realidad. La suerte está más que dada. El legislativo se pinta de naranja por mayoría y nuestro congresista más votado llama "tío" al otro candidato de la segunda vuelta, y a este parece no importarle mucho. No es raro pensar, a estas alturas, que en el fondo PPK no tiene ningún tipo de interés en marcar distancias con el fujimorismo. Esto más parece un té de tías que una pugna por ser presidente de la república. 

Para mí el fujimorismo siempre va a representar lo peor que tenemos en materia de política peruana. Algunos vendrán a decirme que Keiko Fujimori se ha dedicado desde hace 5 años a hacer trabajo de bases y que por eso tiene el respaldo que tiene. No, pues. Hacer trabajo de bases es una cosa y hacer política en base al miedo, al asistencialismo y a la ilusión benevolente de un dictador, es otra. Básicamente lo que ha armado el fujimorismo es una red bien estructurada de futuros mafiosos. Porque sí, hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre: todo aquel que busque reivindicar  un gobierno tan nefasto como el de Fujimori no tiene autoridad moral para decirnos cómo es que hay que gobernar un país. Es simple. El deslindar con el fujimorismo debería ser tan importante como deslindar con SL o el MRTA (y esto debería ser por principios, por dignidad, por memoria, por respeto a los fallecidos y sus familia, por todo ello y más). Personalmente me parece alarmante que los medios de comunicación reciban tan abiertos de brazos a los fujimoristas como si se trataran de una fuerza legítimamente democrática. No lo es y ,por como se siguen mostrando en sus intervenciones en los medios, tampoco quieren serlo (aún). 

En este punto también podrán decirme: Pero es que el pueblo ha elegido.Hay que respetarlo, así funciona la democracia. Sí, y nadie dice que estas elecciones se deban invalidar (por más tufillo a fraude que tengan), pero creo que debemos empezar a hacer un mea culpa y preguntarnos si realmente esta es la verdadera democracia que queremos. ¿Es democracia elegir cada 5 años un nuevo presidente y su respectivos congresistas? ¿Esa es toda la amplitud que tiene la democracia? No lo creo. La democracia tiene mucho más que darnos. Tiene que ver con la convivencia,  el respeto, el diálogo y el constante intercambio de ideas. Uno es realmente libre de elegir cuando se encuentra en igual de condiciones con los demás y , a su vez, uno se encuentra en igualdad de condiciones cuando es realmente libre de elegir (Jauregui, 1996). Esta precisión es vital (y agradezco a mi querido profesor Charlie Iberico por brindarme la fuente), ya que no podemos hablar de democracia sin evaluar nuestra situación actual frente a la libertad, los derechos y la desigualdad social. Lamentablemente el fujimorismo ha sabido aprovechar esto, con lo cual ha podido construir todo un aparato político que pasa por alto estos principios democráticos básicos. 

Muy a pesar de esto, dudo que la entera culpa la tengan los fujimoristas. La gran parte de partidos políticos han brillado por su ausencia. La participación política y ciudadana ha pasado a ser una euforia compartida con ligeros suspiros de esperanza cada 5 años.  No tenemos una cultura política desarrollada, no existen recursos y mecanismos que nos permitan sentirnos como seres políticos activos y prescindibles para el desarrollo de la democracia. Seguimos creyendo que existe una fórmula mágica en la cabeza de algún líder. Esperamos sentados a que todo ocurra y si es que no ocurre luego estamos pidiendo la cabeza de unos cuantos. Es bien fácil desentenderse del aparato político cuando no hay ningún tipo de identificación con el mismo. Es sencillo preguntarse "cuándo se jodió el Perú" y no mirarnos los ombligos. Ojo que con esto no busco reprochar tanto a los ciudadanos de a pie como nosotros, poco o nada podemos hacer después de que por tanto tiempo hayamos sido olvidados por nuestro propio Estado; en donde muchos nos hemos conformado solo con migajas, porque eso es todo lo que alguna vez se nos dio. Esto va más para los políticos y los partidos que se hacen llamar democráticos. ¿Dónde está la verdadera lucha por la democracia? ¿Dónde está el amor hacia la política de bases, hacia la elaboración de colectivos, movimientos populares, juntas vecinales, etc? Actualmente el ser parte de la política es como ser miembro de un club exclusivo, en donde te haces más conocido según los favores y recomendaciones que lleves en tu historial. Eso no es democracia. 

En el fondo, muy en le fondo, pienso que tal vez necesitamos una vez más del fujimorismo. Lo necesitamos porque no hemos aprendido nada. Porque tenemos una sociedad en donde el robo y el asesinato está felizmente justificado por un 40% de la población, en donde otro 20% afirma que defenderá a muerte el sacrosanto modelo económico de las garras de los antisistemas, terrororistas y antimineros; y en donde otro 20% que afirma recoger el clamor popular no es capaz de poner sobre la mesa las necesidades más urgentes, sino que al final son los egos de unos cuantos los que priman por sobre el bien común; esa sociedad que tenemos, para mí, apesta a podrida. 

La crisis moral y de valores por la que seguimos pasando es evidente. Esto es digno de un artículo completo, el cual espero escribir pronto, pero es importante que la entendamos como tal.  Este problema es estructural, aburre escucharlo y mencionarlo, pero es que poco o nada se hace para solucionarlo: Un país sin memoria, sin dignidad, sin respeto por los DDHH y las diversidades (ideológicas, culturales, sexuales, religiosas, etc), un país sin un acceso justo a la salud, educación, vivienda, justicia ,etc; está tristemente condenado a repetir su historia. Está tristemente condenado a seguir viviendo en la mediocridad. Mil y un veces si es necesario. 

Por ello, si el fujimorismo, dentro de todas sus atrocidades, nos permite vernos a nosotros mismo una vez más. Bienvenido sea. El letargo nos ha hecho mucho mal a todos, el piloto automático no solo nos ha afectado a niveles económicos, sino que seguimos viviendo en estado neutro. Lamentablemente ni esto es seguro, las limitaciones democráticas son muchas y se necesita una mirada mucho más integradora. Quién sabe, tal vez incluso los que pensábamos que Vero, Barnechea o PPK eran la solución para esta situación al final nos chocábamos con la cruda realidad. Tal vez ellos no hubieran sido ni son suficientes para tan magno problema. Tal vez solo se complicaban las cosas. Como dice la canción: "Amargura, señores, que a veces me da. La cura resulta más cara que la enfermedad". 

Merecemos mucho más. Creo, tal vez ingenuamente, que es el momento de muchos nosotros. No sé si para cuando pase el tren ya habremos volteado la cara y la historia se vuelva a repetir, pero lo que sí sé es que, por lo menos, el cambio generacional está haciendo lo suyo de a pocos. Espero que no sea un simple sesgo personal por el círculo social en el cual me ha tocado estar, espero no reventarme un portazo en la cara al salir más allá de mis comodidades urbanas y enfrentar la realidad. Pero, ante tanta desesperanza, qué queda. Por lo menos déjennos creer. 






Escrito por

Samuel Huarcaya

Psicólogo educacional


Publicado en

Popurri

Procuro no hablar en difícil.