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Ser o no ser de izquierda

Inspirado en el artículo "Ser de izquierda", escrito por Javier Diez Canseco en el 2003.

Publicado: 2014-05-05

Aún me considero un feto político, no estoy ni por lo menos cerca de la décima parte de cosas que me gustaría hacer para mejorar la coyuntura peruana. Sin embargo, esto no es problema. No lo es porque desde el día en el que me di cuenta que mis problemas no eran solo míos, sino que también eran de otros y los problemas de otros también eran los míos, desde ese día entendí que hacer política en este país es (debería ser) un deber. Ahora bien, no hablo de "hacer política" como coloquialmente la conocemos, sino que hablo de generar espacios, gestionar proyectos, elaborar políticas, crear participación y consciencia, movilizar ideas y tantas cosas más. No es, por lo tanto, colgar una foto con harto photoshop en plena avenida Tacna junto a un slogan cursi, huachafo y repetitivo. No, eso no es hacer política. Por otro lado, el tema de las denominaciones (izquierda, centro y derecha) es otro rollo aparte, ya que el "hacer política", lamentablemente, depende de la preferencia ideológica del gobernante. 

Actualmente no se le debería dar tanto peso a esto de las denominaciones, ya que este es generador de prejuicios y no permite el consenso entre ciudadanos. Es así que para muchos "ser de izquierda" o "ser de derecha" trae consigo un sin fin de particularidades y características específicas, casi como si se tratasen de rasgos de la personalidad. Por eso es que tenemos, por ejemplo, adjetivos como "caviar", que traen consigo toda una carga social, ideológica y cultural, la cual se normaliza y forma luego parte del discurso popular. Así es que sí, tal vez yo también sea caviar. 

Por tanto, caviar o no, creo que podemos consensuar en algunos puntos. Por ejemplo, los principales problemas que atentan a nuestro país actualmente. Los de los últimos años: corrupción, inseguridad, desigualdad de oportunidades, todo tipo de discriminación, entre tantos otros. Es también sabido que venimos en todo un auge económico, nos situamos entre los primeros puestos en crecimiento económico de la región. Entonces pensemos, si fuéramos gobernantes, ¿a qué le deberíamos poner más atención? Sí, exactamente, a las políticas sociales, culturales y educativas que permitan erradicar todo este malestar que se vive por estos tiempos. Sí, lo económico siempre va a ser importante, pero lo que la sociedad nos pide ahora (casi a gritos) son más espacios para ella misma, no se puede contener por sí sola debido a las grandes brechas que hemos ido creando de a pocos. 

Perfecto, creo que hasta este punto podemos estar de acuerdo. ¡Pero esperen! ¿Esto no son cosas que un "rojo" diría? Digo, pensar en las minorías, pensar en las desigualdades, pensar en las brechas sociales, pensar en la educación como la gran puerta hacia el desarrollo, la equidad y el respeto hacia el otro, pensar en la cultura como un ente vivo que se transforma y nos permite tener la grandiosa diversidad de la cual deberíamos estar tan orgullos, pensar en todas esas cosas, ¿no son asuntos de izquierda? En teoría sí, es lo que caracterizaría al pie de la letra a un militante de izquierda, pero es también lo que debería caracterizar a todos los que tenemos el privilegio de vivir donde vivimos. Compartimos tanto con tantos, pero somos tan egoístas al mismo tiempo. Es por eso que tenemos el deber de preocuparnos de la misma manera cuando vemos que los derechos de los indígenas de la sierra o selva están siendo pisoteados, como cuando nos angustiamos por no poder tener el celular más moderno o la entrada al mejor concierto. 

Entonces, ¿preocuparse de todas estas problemáticas me vuelve izquierdista? No lo sé, tal vez sí. Pero también es como si ser de izquierda en estos tiempos fuera casi un deber, una manera simple y empática de entender la realidad peruana. No hay mucha vuelta que darle. Las políticas sociales deberían ser prioridad para el Estado, no deberíamos seguir esperando el "desarrollo" a medias por parte de las políticas neoliberales y el capitalismo; es decir, ya no basta con ser el punto de extracción por excelencia para las grandes empresas extranjeras y esperar migajas a cambio. Es el mejor momento para poder trabajar sobre nuestros errores y poder así crear una nación mucho más cohesionada, integrada, unida y digna. Merecemos un Estado más humano, una política más humana y una sociedad más humana, todo eso está siendo relegado a segundo plano. Como si ser más humano implicara ser de izquierda. Mierda. 


Escrito por

Samuel Huarcaya

Psicólogo educacional


Publicado en

Popurri

Procuro no hablar en difícil.